SEMILLA AGUSTINIANA
Recibido
He exhortado a los ricos; oigan ustedes los pobres. Los primeros, den; los segundos, no roben. Los unos den de sus riquezas; los otros frenen sis apetencias. Escuchen ustedes, pobres, al mismo Apóstol: Es una gran ganancia. Una ganancia es una adquisición de alguna riqueza. Es —dice— una gran ganancia la piedad, teniendo lo suficiente. Ustedes tien en común con los ricos el mundo, pero no la casa. Tienen en común con ellos el cielo y la luz. Busquen lo que les sea suficiente; busquen eso, nada más. Las demás cosas oprimen, no elevan; son un peso, no una honra. Gran ganancia es la piedad, teniendo lo suficiente. Ante todo, la piedad. Piedad que es el culto de Dios. La piedad, teniendo lo suficiente. Pues nada hemos traído a este mundo. ¿O trajiste algo a él? La verdad es que ni siquiera ustedes, los ricos, trajeron nada. Aquí encontrantraron todo; nacieron desnudos como los pobres ( Serm 85,5).P. Julian Ospina
LA IMPORTANCIA DE EDUCAR
Recibido
Un hijo maleducado no tiene la culpa de serlo, en ese caso, mire a sus padres, ¡es el reflejo de ellos! Los padres "modernos" pretenden que en el colegio les enseñen valores a sus hijos....ERROR, eso se aprende desde la casa!!! La Palabra que se nos regala hoy, puede parecer fuerte, pero es real. Justo cuando usted lee estas letras, ¿sabe dónde están sus hijos?¡Que vergüenza ser padre de un hijo maleducado!, ¡pero que ruina si es una hija! La hija prudente es un tesoro para el marido, la hija desvergonzada entristece a su padre. La hija descarada avergüenza al Padre y al marido y ambos la desprecian.
Eclesiástico 22: 3-5
PALABRAS DEL SANTO PAPA BENEDICTO XVI (Mt 18,12-14)
Recibido
La humanidad –todos nosotros– es la oveja descarriada en el desierto que ya no puede encontrar la senda. El Hijo de Dios no consiente que ocurra esto; no puede abandonar la humanidad a una situación tan miserable. Se alza en pie, abandona la gloria del cielo, para ir en busca de la oveja e ir tras ella, incluso hasta la cruz. La pone sobre sus hombros, carga con nuestra humanidad, nos lleva a nosotros mismos, pues Él es el buen pastor, que ofrece su vida por las ovejas. (…) La santa inquietud de Cristo ha de animar al pastor: no es indiferente para él que muchas personas vaguen por el desierto. Y hay muchas formas de desierto: el desierto de la pobreza, el desierto del hambre y de la sed; el desierto del abandono, de la soledad, del amor quebrantado. Existe también el desierto de la oscuridad de Dios, del vacío de las almas que ya no tienen conciencia de la dignidad y del rumbo del hombre. Los desiertos exteriores se multiplican en el mundo, porque se han extendido los desiertos interiores. (…) La Iglesia en su conjunto, así como sus Pastores, han de ponerse en camino como Cristo para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud. (Benedetto XVI, Misa inicio pontificado del 24 de abril de 2005)